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Análisis: Con los jubilados no. Hinchas y jubilados contra los recortes de Milei

  • Internacional
  • 19 mar
  • 4 Min. de lectura

Por: Axel García A.



Las imágenes de la represión en Argentina en contra de las y los jubilados han recorrido el mundo. Violencia de parte de las fuerzas del orden, personas arrastradas, señoras mayores empujadas, golpes, y detenciones arbitrarias, es parte de lo que ha circulado con amplitud por las redes sociales y en las coberturas de portales noticiosos. Destaca la imagen del fotógrafo y militante por los derechos humanos, Pablo Grillo, que hasta el momento de redacción de esta nota, aún se mantiene hospitalizado y en un estado de salud grave. En el espacio Reflexiones de Sur a Norte, del Instituto Nacional de Formación Política de MORENA, entrevistamos a Gladys Renzi, profesora investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de Avellaneda, en la Provincia de Buenos Aires, para entender a profundidad cuáles son las demandas del pueblo argentino, y cómo se llegó al momento en que los ex trabajadores tuvieron que ser respaldados por los colectivos relacionados con los grupos de animación a los equipos de futbol, los llamados hinchas de los clubes. 


Producto de la fuerte inflación que ha sufrido Argentina en los últimos años las jubilaciones perdieron parte de su poder adquisitivo.  Si bien Milei prometió un ajuste para eliminar estos desequilibrios económicos, la propuesta fue que ajustaría a la casta, adjetivo que se usa para referirse en Argentina a los grupos en el poder y a los magnates económicos. Sin embargo, a decir de Gladis Renzi, para Milei la casta son las y los jubilados argentinos quienes cobran en su mayoría (más del 60%) entre 300 mil y 350 mil pesos, lo que en pesos mexicanos es aproximadamente 6 mil pesos. En estos momentos, la canasta básica en Argentina supera el millón de pesos, casi 19 mil pesos mexicanos.


Ante esta situación y en un momento en que las personas mayores son desvalorizadas económica, y políticamente, es que su lucha se convirtió en un símbolo para la sociedad argentina. La razón por la que las personas mayores organizadas salieron a las calles es, en palabras de Renzi: que ya no tienen nada que perder. “A mí lo que más me preocupa es pensar qué nos pasa como sociedad a los argentinos. Es decir, qué nos fue pasando con todo este malestar (…) para que hayamos votado un proyecto político y económico que, en este momento, está sometiendo a los más vulnerables”. 


Argentina era país que se vanagloriaba de tener las mayores capas medias de América Latina. Hoy deja a la mayoría de sus adultos mayores bajo la línea de pobreza. Y es que no sólo Argentina se volvió uno de los países más caros para el consumo en el mundo, sino que junto con la reducción de las pensiones, y la congelación de los bonos que ofrecía el anterior  gobierno del Partido Justicialista, también se retiraron los subsidios a los medicamentos. Para el gobierno del “libertario” Milei, si quieres tener derecho a un subsidio, no sólo basta con ser pobre, sino que también debes parecerlo y demostrarlo. De lo contrario, parece extraño que hayan restringido el acceso a medicamentos a quienes no poseen un auto, una casa o si ganan más del 50 por ciento de lo que se necesita para comer todos los días, es decir, 1.5 salarios mínimos, que no cubren ni el 70 por ciento de la canasta básica. Recordemos que para Milei, el salario mínimo es una aberración que rompe el libre mercado del capitalismo desregulado. 


También Argentina es un país icónico en la lucha por los derechos humanos. Las manifestaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo representan uno de los hitos más altos en la resistencia al autoritarismo, y el terrorismo de estado, pero también a la imposición de políticas económicas elitistas y contrarias a los intereses de las grandes mayorías, lo que Eva Perón llamada “los descamisados”. Y así como las rondas de madres se realizaban todos los jueves, las y los jubilados salieron a marchar todos los miércoles, en búsqueda de justicia y reconocimiento, pero también como una forma de desafío a las medidas represivas de la ministra de defensa Patricia Bullrich, quien por la vía de los hechos, ha prohibido las manifestaciones en las vías públicas, lo cual recuerda a los momentos más oscuros de la dictadura cívico militar encabezada por Rafael Videla. 


A la participación de las hichadas, se sumaron en la jornada del 19 de marzo sindicatos estatales, movimientos sociales y partidos de izquierda. Pero ¿por qué la convocatoria es cada vez más amplia?  La doctora Gladis Renzi explica: 


“Cuando los jubilados comenzaron a reunirse en mayor cantidad y otros sectores se sumaron a la protesta, se implementó un protocolo que restringía el derecho a manifestarse. Por ejemplo, si en Ciudad de México se impusiera un protocolo similar, sería como si se prohibiera marchar por Avenida Reforma o por 5 de Mayo, limitando la manifestación exclusivamente al Zócalo y reprimiendo a quienes salieran de ese espacio.  La represión fue en aumento. En Argentina, la aplicación de este protocolo implica la intervención de distintas fuerzas de seguridad, no solo la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, sino también la Policía Federal, la Gendarmería (que controla las fronteras terrestres) y la Prefectura (que controla las fronteras de agua). Esta diversidad de fuerzas, con distintas jurisdicciones y lógicas de funcionamiento, ha generado un aumento en la violencia de la represión.


Las primeras represiones afectaron especialmente a personas mayores, a quienes golpearon y gasearon. El gobierno de Milei cuenta con un blindaje mediático por parte de los grandes medios afines a su ideología liberal, como Clarín, La Nación y TN, que minimizan o directamente ignoran estas protestas. Sin embargo, la represión de un jubilado con la camiseta del equipo Chacarita generó una reacción espontánea: la hinchada de Chacarita anunció que acompañaría la manifestación del miércoles siguiente. Luego, se sumaron otras hinchadas, como la de Tigre, y, progresivamente, clubes de segunda, tercera división y, finalmente, equipos de primera. Frente a esta convocatoria espontánea, el gobierno intentó deslegitimarla diciendo que se trataba de una marcha de ‘barras bravas’. En Argentina, los "barras bravas" son hinchas organizados que dominan las tribunas y suelen estar asociados con la violencia en el fútbol. Sin embargo, en este caso, lo que ocurrió fue que la sociedad civil, incluyendo hinchas de distintos clubes, decidió acompañar a los jubilados en su protesta. Porque, como dicen los jubilados que marchan cada miércoles: "No tenemos nada que perder".


Ve la entrevista completa aquí:




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