Por Miriam Flores
Pese al carácter pacífico de la marcha de las personas jubiladas en Argentina, quienes se manifestaban para exigir un aumento en sus pensiones, la policía reprimió con dureza a la concentración.
Golpes, balas de goma y gas lacrimógeno fueron algunos de los métodos que la policía utilizó para imponer miedo a los manifestantes y a quienes se sumaron para apoyar y documentar la protesta. Las acciones violentas fueron respaldadas por la ministra de seguridad, Patricia Bullrich.
Desde trabajadores, hasta aficionados de los clubes de fútbol asistieron a la marcha para apoyar a las y los jubilados, y fueron quienes les acuerparon cuando la policía argentina inició sus ataques para sofocar la protesta. Como resultado, hay cientos de heridos y detenidos.
Entre los casos más graves se encuentra el de Pablo Grillo, fotógrafo que apoyaba a los jubilados y documentaba los actos represivos por parte de la policía. Desde el cuerpo policiaco se lanzó un cartucho de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza, generando una fractura de cráneo. El joven fotógrafo se mantiene hasta el momento de redacción de esta nota en estado crítico.
Los llamados hinchas de los clubes de fútbol comentaron que asistían a la manifestación de los jubilados porque “ellos también son pueblo” y porque “a los viejos se les debe tratar con respeto, pues podrían ser sus padres o sus abuelos”.
La manifestación se da en un contexto de estafas nacionales y violación de derechos humanos, en donde las acciones y decisiones del presidente Javier Milei han convertido a Argentina en un país caro, incluso con inflación en dólares, contrario al discurso oficial.
La estafa de la criptomoneda “Libra” fue el mayor escándalo de su gobierno, previo a estas manifestaciones. La moneda tuvo una caída en el mercado que afectó a miles de personas que decidieron invertir después de haber sido respaldada por el presidente. Por esta participación se acusa al presidente de fraude, tráfico de influencias y tiene expedientes abiertos en juzgados de Estados Unidos. Además, esta misma semana las lluvias causaron estragos en la Ciudad de Bahía Blanca, pero Javier Milei se rehusó a ofrecer ayuda, argumentado que el problema correspondía a la provincia y al municipio.