Análisis: Nuevos retos de la comunicación emancipadora de América Latina. Entrevista a Fernando Buen Abad
- Internacional
- 26 jun
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Por: Axel Ancira
Coordinación Internacional del INFP Morena
Todos los juicios que podemos hacer sobre lo que sucede en la actualidad pasan por la forma en que recibimos, procesamos e interactuamos con la información. En tiempos en donde la idea de “verdad” se articula como un concepto escurridizo para quienes buscan perpetuar su poder real, el control de los recursos estratégicos y la continuidad de un orden social de despojo, vuelve a ser necesario detenernos ante las preguntas ¿qué información recibimos?, ¿qué información se nos oculta?, y ¿cómo operan los intereses imperiales en connivencia con las grandes cadenas mediáticas?
Al cumplirse el primer cuarto del ya avanzado siglo XXI, la derechización del mundo, los discursos de odio, el egoísmo y el individualismo parecen campear de formas que parecían impensables en el siglo pasado. Por eso, invitamos a dialogar sobre estos temas al doctor en Filosofía, especialista en temas de comunicación, Fernando Buen Abad, quien nos pide pensar de manera crítica cómo comunicamos desde las izquierdas y, más importante aún: cómo convertir a la comunicación en un proceso de resistencia y contrainsurgencia mediática.
La reflexión no puede más que partir desde lo urgente: el reciente enfrentamiento militar entre Irán e Israel. Incluso desde la propia palabra “guerra”, nos advierte, hay una carga de sentido que nos dirige a imaginarnos un tipo de confrontación, al tiempo que se encubre la el desplazamiento forzado y el genocidio, como el que ocurre minuto a minuto en la Franja de Gaza, Palestina.
“Un ejemplo que me importa a mí mucho, que estoy trabajando ahora, es la semiótica de los bombardeos. Porque una imagen en un noticiero, con una noche cerrada, en una cosa que parece una ciudad, por los edificios, por las luces, donde cruzan por los aires lucecitas que van y chocan unas con otras; algunas van y golpean lo que uno entiende que es zona terrestre, y se escuchan voces, se escuchan gritos, se escucha el zumbido tan especial que tienen los misiles que se lanzan. Y de pronto, alguna voz con un tono ensayado para la narrativa de ese dispositivo de información, como ellos le llaman, me dice: Esta ciudad está siendo atacada por estos “malos”, que son unos “demonios […] Y la pregunta cruda y dura es: ¿dónde quedó eso que llamamos información? ¿Dónde quedó mi derecho como un ser humano a saber qué está pasando con la vida de otros seres humanos? Lo que sienten, lo que viven, lo que experimentan los que están adentro del conflicto, los que están padeciéndolo en directo, ahí, a flor de piel. Y todos los demás, que somos testigos de una manera u otra. Estamos viviendo un retroceso civilizatorio muy severo, una desgarradura tremenda como especie humana, que se llama genocidio en Gaza. Es un genocidio, una categoría que no es guerra, que no es conflicto, como algunos anuncian: "el conflicto Israel...". No. Es el asesinato deliberado, pensado, financiado, fríamente calculado. El asesinato y el exterminio de sectores amplios de población por la decisión de un conjunto de intereses, fundamentalmente económicos”, señala Fernando buen Abad.
Parecería que en esta época de permanente “información” se encubre el hecho mismo de la desinformación con una espectacularización de los conflictos bélicos, al punto de que estos son convertidos en un entretenimiento para las grandes audiencias que los consumen de maneras que estos no sólo no comprendan las causas profundas, sino que incluso se anulen las posibilidades de hacer determinadas preguntas.
Estas semanas también han estado marcadas por el regreso a las calles de amplios sectores del peronismo en Argentina, ante el encarcelamiento de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué papel jugaron en ello los medios de comunicación para encubrir aquello que Buen Abad nos urge a no olvidar: el análisis científico y sistemático de la realidad social? ¿Cómo encubren los medios de comunicación la pugna por el poder real en el país conosureño? ¿Cómo se conecta esto con el poder geopolítico que hoy ocupa la aniquilación de la población palestina en su defensa del actual sistema imperial?
“Es importante, —dice Buen Abad—, porque Cristina Fernández y su esposo, Néstor Kirchner, habían logrado desendeudar a la Argentina y liberarse del Fondo Monetario Internacional. Contraer deudas con ellos es entregarles la dirección de la economía de tu país. Eso es, en términos reales, lo que ocurre [… ] Y con eso firmaron una sentencia de muerte los dos, porque el Fondo Monetario no iba a dejar que pasara como ingenua una decisión política de esta envergadura sin cobrársela. Llos créditos del Fondo Monetario Internacional no solamente son créditos de negocio en dólares. Es un crédito que ata a los países y a sus economías al destino que la Casa Blanca y que el imperio norteamericano quiera. De modo que está en juego la soberanía, está en juego la economía, pero también está en juego el otro conjunto de vectores sociales: los del odio de la clase —digamos— de las burguesías emparentadas o al servicio de estos proyectos imperiales [...] Pero sería muy chiquita la mirada si solamente fuera un problema de cabotaje. También está una geopolítica presionando […] Mientras estábamos viendo, en las horas del encierro de Cristina Fernández, el proyecto humillante que no han podido hacer como ellos querían…, Milei estaba allá, en el Muro de los Lamentos, y luego abrazándose con Netanyahu en las horas cruciales, dos horas antes de que empezara el bombardeo contra Irán. Hay un mensaje en todo esto. Hay un relato que nos está contando que, en este mundo como está hoy, el peso de los proyectos de la industria armamentista, de los proyectos bélicos, de destrucción y de genocidio, está atrayendo a líderes para regimentarlos”.
Este panorama en el mundo, podría ser caldo de cultivo de lecturas acomodaticias y de angustia ante la derrota. Tal como George Orwell en su célebre novela 1984, se podría pensar que no hay resquicios para la libertad, en un mundo en donde se impone el panóptico, y en donde voluntariamente, con nuestros propios celulares, establecemos mecanismos de control y vigilancia sobre nosotros mismos. Lejos de emanciparnos, y de los espacios de libertad que podría dar la posesión casi universal de cámaras, grabadoras, filmadoras, un diccionario infinito (todo en nuestros bolsillos) lo que más se extiende es la expansión del nuevo homo-consumidor, en todos los momentos de la vida: entre una conversación personal, entre el recuerdo más íntimo, o incluso mientras lee sobre el bombardeo más reciente en Yemen, Siria o Palestina. Entonces, fuera de recetas prescriptivistas, el Dr. Fernando Buen Abad nos recuerda que para saber cómo emprender en nuestras manos los retos de la comunicación emancipadora para América Latina, primeramente habría que hacer un diagnóstico. Es desde el humanismo mexicano, de quiénes somos, de dónde venimos, en dónde está el eje de los relatos con los que queremos dar cuenta de la búsqueda de la verdad.
“Yo sí creo que es importante prender, como decía el viejo Mao, "La chispa que incendia la pradera". Capaz que alguna de las ideas que uno asoma y propone, o dispone para intercambiar, agita otras ideas y mueve, ¿no? […] Pero un recuento interesante es el de nuestros vicios. En la línea de la autocrítica, el reconocimiento de nuestras limitaciones es un esfuerzo grande. Y un problema grande que tenemos es el de la indiferencia. Es un daño muy tóxico que nos ha impuesto este modelo de valores burgueses, donde importa nada más la mercancía, y unos cuantos gestos que tienen que ver con el poder, con el poder de ellos —eso que ellos llaman poder—. Y sí que creo que hay que trabajar con las indiferencias. Tenemos en el mundo, en la historia reciente de México, talentos, baluartes, genios en las distintas áreas: desde la música hasta la teoría, pasando por la gimnasia, por la literatura, por las artes, por la pintura. Grandes, importantes baluartes que son contribuciones, hijos de cinco civilizaciones mesoamericanas, hijos de una gran batalla independentista, hijos de una gran reforma jurídico-política, hijos de una gran revolución agrícola, agraria, campesina. Traemos a cuestas ese baluarte histórico, y no se puede aceptar, no se puede reconocer —con tal riqueza cultural y comunicacional— que a veces no sepamos ni siquiera reconocernos en ese espejo, y no reconozcamos a los tantos, muchos mexicanos que están haciendo batallas cruciales en tantos campos como estos: de la cultura, de las artes, de las ciencias […]Y eso es parte del objetivo de la autocrítica científica: limar con esas cosas que nos hacen invisibles los grandes valores con que contamos para la lucha que estamos dando hoy en el México nuestro” remarcó Fernando Buen Abad.
Pero la etapa de la crítica, no es más que un momento en la lucha. Fernando Buen Abad en Posverdad, Plusmentira (INFP, 2023), llama a la acción revolucionaria desde la guerilla semiótica ahí en donde hay un medio de comunicación alienante, donde los invasores se presentan como libertadores, donde el conservadurismo dota de su sentido las practicas sociales, donde el racismo, la xenofobia, la discriminación, y la meritocracia son parte de las narrativas con que se juzga la realidad social. Cuando se toma conciencia de ello, surge una tarea militante. La guerrilla semiótica puede tener sus trincheras en cualquier sitio donde alguien decide utilizar su celular como arma de contrainformación.
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