Análisis: ¿Están en riesgo las elecciones en Honduras?
- INFP
- hace 7 días
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Entrevista a Rodolfo Pastor
Ex secretario de Estado en Honduras
Por: Axel García Ancira Astudillo
Coordinación Internacional de INFP
Las elecciones de Honduras del 30 de noviembre son importantes para la región en momentos de un asedio imperial en dónde se suma la intervención directa de Donald Trump pidiendo el voto por uno de los candidatos de derechas, tal como ocurrió hace unas semanas en las elecciones intermedias de Argentina.
A una semana de las elecciones, la Presidenta Xiomara Castro estuvo de visita oficial en México. La Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en la Mañanera del Pueblo del 26 de noviembre, reconoció su mandato como un buen gobierno por haber logrado reducir la pobreza y la pobreza extrema; y además advirtió que existe la preocupación, sin dar algún detalle, de que en el hermano país la voluntad popular pudiera no ser respetada en los próximos comicios. La crisis en Honduras se ha desarrollado a partir de una filtración de 28 audios en los que queda de manifiesto un complot para llevar a cabo un fraude electoral el día de la elección. Para entender a profundidad la situación, entrevistamos Rodolfo Pastor, lo narra así:
“En los audios se escucha a Coset López Osorio, que es la consejera que representa al Partido Nacional, con Tomás Zambrano, jefe de la bancada del Partido Nacional en el Congreso, y a un oficial de las Fuerzas Armadas que no ha sido públicamente identificado. Lo que intercambian es la forma en la cual van a tratar de distorsionar las tendencias tempranas de la jornada electoral a través de lo que se conoce como el TREP, el programa de transmisión rápida de resultados preliminares. El TREP es un sistema que toma una muestra —hay algo muy similar en México—, una muestra representativa del universo de las urnas, de las actas, y las envía, y entonces nos trata de dar a todas y todos una imagen inicial de lo que la tendencia está señalando. Sin embargo, si se logra adulterar, a través de la manipulación del sistema que opera el TREP, ese resultado, por muy preliminar que sea, la tendencia que empieza a trascender a nivel nacional empieza a tener un impacto real en la percepción de la población y en la percepción también de los miembros de los partidos políticos encargados en las mesas, en las juntas receptoras de votos, de defender el voto”
Y es la propia Presidenta Castro quien hace la denuncia y además explica cómo puede ser que la oposición pueda estar operando un fraude de estas características. La respuesta es que, como se comprueba en México desde hace siete años, tener el gobierno no es tener todo el poder. La similitud con México no se reduce a eso. El PRIAN existe también en su versión catracha.
“Hace la denuncia la Presidenta Xiomara Castro en la última reunión de la COP, recién en Brasil. Y estamos tratando de alertar al mundo porque, además, es confuso, ¿no? Y han trascendido distintas versiones y narrativas. ¿Cómo es posible que el partido en el poder está denunciando que le van a hacer fraude? Bueno, porque estamos en el poder del Poder Ejecutivo, pero todavía tenemos muchísimo más que hacer para reformar profundamente los otros poderes del Estado, las instituciones de Honduras, que fueron durante al menos un siglo controladas por los otros dos partidos tradicionales. En ese sentido seguimos, de muchas maneras, siendo oposición, y está claramente reflejado en el hecho de que tanto el Consejo Nacional Electoral como el Tribunal de Justicia Electoral están representados por los tres partidos, y por lo tanto, nosotros estamos en desventaja contra los dos partidos tradicionales.”
Ante este panorama más una extensa serie de desavenencias previas a la jornada electoral entre las que están la crisis de los audios ya relatada, problemas en la transportación de papelería electoral, tensiones logísticas, choques institucionales, e improvisaciones en cadena de custodia, se ha sumado la intromisión de la OEA, alentada, como símil de lo que ha pasado en México, desde la oposición entreguista. Ante este panorama, surge la duda de si hay las condiciones para la realización de unas elecciones presidenciales.
“Las condiciones mínimas están ahí para que se respete y se lleve a cabo una jornada electoral que cumpla con las condiciones básicas fundamentales de libertad, justicia y transparencia. Sin embargo, claro que nos preocupa la distorsión que se puede dar. Tenemos una estructura muy bien organizada que va a poder, mediante su presencia en las mesas, cuidar los votos y tener acceso a las actas. Entonces, lo que estamos diciendo es: sí van a intentar hacer trampa; sí estamos enfrentados a una competencia desleal, por decirlo de alguna manera, pero confiamos en que, número uno, tenemos la ventaja, nos va a votar la mayor parte de la población, nuestra candidata es la más favorecida, eso es lo que nos han indicado todas las encuestas. Pero además tenemos la capacidad de defendernos de la trampa y de procurar que, a pesar de los problemas que hemos detectado y que estamos denunciando, las condiciones permitan salir adelante […] Vienen para las elecciones un grupo de congresistas norteamericanos. Les damos la bienvenida. Vienen al menos mil observadores internacionales; habrá más de 30 mil observadores nacionales. Queremos que las elecciones sean bien vigiladas, transparentes, que estén abiertas a la población, pero también queremos que se respete nuestra soberanía y nuestro derecho a que el pueblo hondureño determine su destino.”
La llegada de la Cuarta Transformación a México supuso un cambio en las relaciones con América Latina, significó el freno a las derechas, y antecedió el regreso de Lula da Silva en Brasil, pero –sin minimizar causas endógenas– también marcó un antecedente regional propicio para el triunfo de Xiomara Castro en Honduras. Para México el volver a mirar hacia el sur significó, en primera instancia, recuperar su papel de influencia sobre la zona caribeña y centroamericana, lo cual se ha visto refrendado no sólo en un cambio de retórica, sino importantes acuerdos, la posibilidad de un plan de infraestructura regional, como la conexión del Tren Interoceánico, y la inversión de programas como Sembrando vida en países de Centroamérica, incluyendo a Honduras.
Hoy, más que nunca, la importancia del país centroamericano es crucial, cuando una pugna interimperialista e incluso civilizatoria han puesto a América Latina como parte de un tablero geopolítico con múltiples intereses. Honduras es un país de 11 millones de habitantes, con un Producto Interno Bruto de 37 mil millones de dólares, 40 veces más pequeño que México, que tiene sin embargo una importancia estratégica que Estados Unidos siempre ha conocido y explotado, por lo que las élites en Honduras no sólo tienen intereses de clase, sino además son típicas oligarquías que se han enriquecido producto de un sistema nacional y de explotación de enclave, y son y han sido también un dique ante las izquierdas de la región.
“Aquí realmente sentimos de manera muy contundente la presencia de un imperio norteamericano que en este momento vive otra etapa de su historia. En Honduras también se instaló en 1980 una de las principales bases de Estados Unidos en el hemisferio occidental, la conocida como Palmerola. Era una base que se suponía conjunta con la Fuerza Aérea Hondureña, pero evidentemente todos los recursos y el equipamiento eran realmente de la Fuerza Aérea norteamericana, y desde la cual Estados Unidos administraba los grandes conflictos que estaban sucediendo en ese momento: la guerra civil en Guatemala, la revolución sandinista en Nicaragua y la guerra civil en El Salvador. Desde Palmerola, desde Honduras y en coordinación estrecha con las Fuerzas Armadas hondureñas, se gestionaban estos conflictos: se enviaban armas a la Contra en Nicaragua, se entrenaba a la contra nicaragüense en territorio hondureño para que luego entrara a intentar sabotear la revolución en Nicaragua. Se enviaban recursos hacia El Salvador, hacia Guatemala.”
Hoy, ante la confrontación regional, Honduras representa nuevamente un territorio que también resulta esencial para los proyectos integracionistas con respeto a las soberanías nacionales. La presencia militar de Estados Unidos en los dos océanos que bañan a la nación de la bandera albiazul de las 5 estrellas también debe ser visto como un intervencionismo electoral, máxime cuando la derecha catracha utiliza, cualquier derecha de la región, el “fantasma” de Venezuela como un factor aleccionador contra cualquier intento progresista.
“Estados Unidos está enfrentado a nivel global con otras potencias emergentes que están buscando asumir una mayor influencia; específicamente el caso de China es crítico. Y, en ese sentido, Estados Unidos de alguna manera se repliega y decide: “Bueno, por lo menos en mi zona de influencia original, que es América Latina, yo voy a asumir el control. Y aquí no va a venir China a querer negociar con Panamá para acceder a un puesto privilegiado en el Canal de Panamá.”
La izquierda tiene una nueva prueba en Honduras, país en el que también se ponen en juego las posibilidades de contención hacia el intervencionismo, y el papel que jugará América Latina en medio de una crisis hegemónica que ya configura un cambio de época.
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